viernes, 13 de junio de 2014

TEMA 6. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

FUNDACIÓN DE ESTUDIOS SUPERIORES MONSEÑOR ABRAHAM ESCUDERO MONTOYA FUNDES
FACULTAD DE EDUCACIÓN
PROGRAMA LICENCIATURA EN BASICA PRIMARIA CON ÉNFASIS EN EDUCACIÓN FÍSICA, RECREACIÓN Y DEPORTES
ASIGNATURA: TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

TEMA 6. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
**Material compilado por el Mg. Álvaro Díaz


Objetivo especifico
Por medio del análisis de los principios, la naturaleza y el fin del conocimiento científico; el alumno comprenderá que la ciencia es una forma especial de conocimiento.
Temario detallado
6.1.     La vocación científica
6.2.     La estructura de la ciencia. Principios
6.3.     La estructura de la ciencia. Hipótesis
6.4.     La estructura de la ciencia. Ley
6.5.     La estructura de la ciencia. Teoría
6.6.     La ciencia y el método
6.7.     La ciencia y la palabra
Introducción
En este tema se estudiará qué es la vocación científica, las características que ha de tener el científico para dedicarse a la investigación. Asimismo se analizará que la estructura de la ciencia se compone de principios, hipótesis, leyes y teorías. Se distinguirá que de acuerdo con la disciplina es posible establecer principios o leyes. En el siguiente tema ya se expondrá acerca de las ciencias factuales y las formales.
6.1.     La vocación científica

Escribe Juan Manuel Silva Camarena que el conocimiento es posible porque las cosas se dejan conocer pero al mismo tiempo se pregunta: “¿De dónde sale ese poder para que se pueda saber lo que las cosas son?” Responde que en las cosas hay disponibilidad de conocimiento, pero que eso no es lo único que basta. 31 Es cierto que vivimos rodeados de objetos y sujetos, pero no todos propician interrogantes en todos los sujetos. Cada individuo manifiesta su propio interés por determinados fenómenos. Cada uno de los seres humanos tiene la capacidad de cuestionar, interrogar e indagar por lo que le interesa. Es una cualidad de la razón humana. Tenemos la capacidad de conocer y de ella se puede originar la vocación por sistematizar, ordenar y jerarquizar los conocimientos.

6.2.     La estructura de la ciencia. Principios

Se traduce con frecuencia el término griego a1rch+ por «principio». A la vez se dice que en el supuesto de que algunos presocráticos —especialmente Anaximandro— hubiesen usado dicho término para describir el carácter del elemento al cual se reducen todos los demás, tal elemento sería, en cuanto realidad fundamental, «el principio de todas las cosas». En este caso, a1rch+ o «principio» sería «aquello de lo cual derivan todas las demás cosas». «Principio» sería, pues, básicamente, «principio de realidad».

Pero en vez de mostrar una realidad y decir de ella que es el principio de todas las cosas, se puede proponer una razón por la cual todas las cosas son lo que son. Entonces el principio no es el nombre de ninguna realidad, sino que describe el carácter de una cierta proposición: la proposición que «da razón de».


Con ello tenemos dos modos de entender el «principio», y esos dos modos han recibido posteriormente un nombre. El principio como realidad es principium essendi o principio del ser. El principio como razón es principium cognoscendi o principio del conocer. En no pocos casos un pensamiento filosófico determinado no puede caracterizarse por la importancia que dé a un principio sobre el otro; por establecer una separación entre los dos principios; o bien por considerar que los dos principios se funden en uno solo. En el primer caso se pueden proponer todavía dos doctrinas: si se da el primado al principium essendi sobre el principium cognoscendi, tenemos un pensamiento filosófico fundamentalmente «realista», según el cual el principio del conocimiento sigue fielmente al principio de la realidad; si se da el primado al principium cognoscendi sobre el principium essendi, tenemos un pensamiento filosófico que calificaremos (entre comillas) de «idealista», según el cual los principios del conocimiento de la realidad determinan la realidad en cuanto conocida, o cognoscible. En el segundo caso, cuando se mantienen los dos principios separados, tenemos una doctrina según la cual aunque el «lenguaje» (el «decir», el «pensar», etcétera) pueda dar de algún modo razón de la realidad, el «lenguaje» no pertenece en modo alguno a la realidad. En el último caso, cuando se funden los dos principios, tenemos una doctrina según la cual hay identidad entre la realidad y la razón de la realidad.

Las expresiones antes introducidas —principium essendi y principium cognoscendi— proceden de los escolásticos, pero éstos hablaron de otras diversas clases de principios. Aristóteles había ya dado varias significaciones de ‘principio’ (a1rch+): punto de partida del movimiento de una cosa; el mejor punto de partida; el elemento primero e inmanente de la generación; la causa primitiva y no inmanente de la generación; premisa, etc. (Met., 1, 1012 b 32- 1013 a 20). Los escolásticos hablaron de «principio ejemplar», «principio consubstancial», «principio formal», etc. Al mismo tiempo, Aristóteles y los escolásticos trataron de ver si había algo característico de todo principio como principio.

Para muchos escolásticos, ‘principio es aquello de donde algo procede’, pudiendo tal «algo» pertenecer a la realidad, al movimiento, o al conocimiento. Ahora bien, aunque un principio es un «punto de partida», no parece que todo «punto de partida» pueda ser un principio. Por este motivo se ha tenido a reservar el nombre de «principio» a un «punto de partida» que no sea reducible a otros puntos de partida, cuando menos a otros puntos de partida de la misma especie o pertenecientes al mismo orden. Así, si una ciencia determinada tiene uno o varios principios, éstos serán tales sólo en cuanto no haya otros a los cuales puedan reducirse. En cambio, puede admitirse que los principios de una determinada ciencia, aunque «puntos de partida» de tal ciencia, son a su vez dependientes de ciertos principios superiores y, en último término, de los llamados «primeros principios», prima principia, es decir, «axiomas» o dignitates. Si nos limitamos ahora a los principia cognoscendi, podremos dividirlos en dos clases: los «principios comunes a todas las clases de saber» y los «principios propios» de cada clase de saber.


Varios problemas se plantean con respecto a la naturaleza de los citados principios y con respecto a la relación entre los principios primeros y los principios propios. En lo que toca a la naturaleza de los principios, y suponiendo que éstos siguen siendo principia cognoscendi, se puede preguntar si se trata de «principios lógicos» o de «principios ontológicos» (entendiendo estos últimos no como realidades, sino como principios relativos a realidades). Algunos autores manifiestan que sólo los principios lógicos (principios como el de identidad, no contradicción y acaso, si se admite, el del tercio exclusivo) merecen llamarse verdaderamente «principios», pero en este caso no parecen ser principios de conocimiento, sino principios del lenguaje o, si se quiere, de uno de los lenguajes —el más general de ellos, el lenguaje lógico— mediante los cuales se expresa el conocimiento.

Otros autores indican que los principios lógicos son, en el fondo, principios ontológicos, ya que los principios lógicos no regirían de no estar de alguna manera fundados en la realidad. En cuanto a la relación entre principios primeros y los «principios propios» de una ciencia, puede tratarse de una relación primariamente lógica o bien de una relación asimismo fundada en la naturaleza de las realidades consideradas. Además, mientras algunos autores estiman que los principios de cada ciencia son irreductibles a los principios de cualquier otra ciencia —ya que, según dicen, una ciencia se determina por sus principios—, no habiendo más relación entre conjuntos de principios que el estar todos sometidos a los «principios lógicos», otros autores indican que pueden ser irreductibles de hecho, pero que no necesitan serlo en principio.
Justamente, la diferencia entre la tradición aristotélica y el cartesianismo en este respecto consistió en que mientras la primera defendía la doctrina de la pluralidad de los principios, Descartes trató de encontrar primeras causas, es decir, «principios» que llenasen las siguientes dos condiciones: el ser tan claros y evidentes que el espíritu humano no pudiese dudar de su verdad, y el ser principios de los cuales pudiese depender el conocimiento de las demás cosas, y de los cuales pueda deducirse tal conocimiento (Princ. Phil. «Carta del autor al traductor del libro, la cual puede servir de prefacio»). Tales principios serían las verdaderas «proposiciones máximas».

6.3.     La estructura de la ciencia. Hipótesis

El vocablo ‘hipótesis’ significa literalmente «algo puesto» («tesis», qésiç, debajo úpo). Lo que «se pone debajo» es un enunciado, y lo que viene «encima» de él es otro enunciado o serie de enunciados. La hipótesis es, pues, un enunciado (o serie articulada de enunciados) que antecede a otros constituyendo su fundamento.

El significado de ‘hipótesis’ está relacionado con el de vocablos como ‘fundamento’, ‘principio’, ‘postulado’, ‘supuesto’, etc. Sin embargo, no es idéntico a de ninguno de ellos. Trataremos en este artículo del significado (o significados) de ‘hipótesis’ al hilo de una presentación de varios usos del término.

Discutiendo el problema de la inscripción de un área dada como un triángulo en un círculo dado. Platón indica (Men., 87 A) que los geómetras no saben «por el momento» si cumple con las condiciones requeridas, pero pueden ofrecer una hipótesis al respecto: si el área es tal que, cuando se ha aplicado (como rectángulo) a la línea dada (el diámetro) del círculo, es deficiente en otro rectángulo similar al que se ha aplicado, se obtiene un resultado; y si no es deficiente, se obtiene otro resultado. Se puede, pues, decir, lo que pasará en la inscripción del triángulo en el círculo «por hipótesis», e1x u2poqésewç. En otro pasaje (Parm., 135 E – 136 A) Platón escribe que no se debe únicamente suponer —a base de hipótesis, e1k th<ç u2poqésewç— si algo es y luego considerar las consecuencias; se debe asimismo suponer que la misma cosa no es.

El significado de ‘hipótesis’ —o de la expresión ‘por hipótesis’— en Platón es, pues, el de un supuesto del que se extraerán ciertas consecuencias. Como se ve claramente en Men., 87 A, Platón toma como base aquí el procedimiento de los matemáticos, y especialmente el de los geómetras. La hipótesis se distingue del axioma en cuanto que este último es admitido como una «verdad evidente»; a lo que más se parece en este caso la hipótesis es a un postulado. Cierto número de filósofos antiguos (por ejemplo, Proclo) siguieron en esto a Platón.

Aristóteles entendió una vez (Met., 1. 1013 a 14-16) ‘hipótesis’ como uno de los posibles significados de ‘principio’, a1rch+. Las hipótesis, u2poqéseiç, son entonces los principios de la demostración, de modo que, como indica Bonitz (Index arist., 756 b 59 sigs.), u2poqéseiç, equivale aquí a prótasiç.

De un modo menos general Aristóteles considera la hipótesis como una afirmación de algo de lo cual se deducen ciertas consecuencias, a diferencia de la definición, en la cual no se afirma (o niega) nada, sino sólo se precisa el significado de aquello de que se habla (An. Pr., I 44, 50 a 30-33). De un modo todavía más preciso Aristóteles distingue entre hipótesis y postulado, por un lado, y axioma, por el otro. En efecto, ni la hipótesis ni el postulado son algo «que se debe creer necesariamente» (An. Post., I 10, 76 b 23).

6.4.     La estructura de la ciencia. Ley

Yurén Camarena señala que la palabra ley proviene del griego nomos que significa mandato, imperativo. Las leyes son parte de la ciencia que se ocupa de relaciones constantes e invariables ante los hechos. A este tipo de relaciones se les denomina leyes. Las leyes pueden establecerse a partir de la observación de un fenómeno que se presenta regularmente. Ejemplo de ellos son las leyes de Kepler que explican el porqué del movimiento de los cuerpos celestiales.

Las leyes se establecen una vez que una hipótesis ha sido comprobada. Así, una ley debe cumplir con las siguientes características:
a.         La generalidad de algún aspecto. Esto significa que la ley debe considerar a todos los entes que integren el universo o fenómeno que se esté describiendo.
b.         La confirmación empírica, ya sea mediante observación o experimentación en un grado que se considere satisfactorio.
c.         La hipótesis debe haberse enunciado sobre un sistema (a esto se le llama encadenamiento de conocimientos) plenamente desarrollado.





Las leyes no son resultado de la vida cotidiana o del sentido común, pues como ya se citó anteriormente, deben confirmarse mediante observación, experimentación y desde el punto de vista formal, mediante la lógica y las matemáticas. Las leyes que intervienen en la explicación son causales y por lo tanto contribuyen a la predicción de fenómenos.

6.5.     La estructura de la ciencia. Teoría

Las teorías explican a las leyes (…) explicar es comprender estableciendo una determinación precisa de lo que era desconocido, vago, oscuro. También es mostrar que la existencia o el comportamiento de un proceso se encuentra implicado por el comportamiento de otros procesos. (…) La explicación implica el cumplimiento de ciertas leyes que se consideran universales.

Hugo Padilla escribe: “Las teorías se introducen normalmente cuando estudios anteriormente realizados de una clase de fenómenos han revelado un sistema de uniformidades que se pueden expresar en leyes empíricas. Las teorías intentan explicar estas regularidades y proporcionar una comprensión más profunda y exacta de los fenómenos en cuestión. A este fin, una teoría interpreta estos fenómenos como manifestaciones de entidades procesos que están detrás o debajo de ellos… (…) Se presume que estos procesos están gobernados por leyes teóricas características, o por principios teóricos, por medio de los cuales la teoría explica entonces las uniformidades empíricas que han sido descubiertas previamente, y normalmente, predice también “nuevas” regularidades de tipo similar.”33

6.6.     La ciencia y el método34

Etimológicamente, la palabra método proviene del latín y éste del griego, significando camino o procedimiento hacia algo. En la actualidad, método tiene dos campos semánticos interactivos entre ellos:

Gnoseológico, epistemológico o científico: hallar la verdad o la estrategia de desentrañar, descubrir y explicar la realidad, con un marcado fin heurístico y reflexivo.
Didáctico: enseñar la verdad o exponer y contar el conocimiento adquirido sobre el mundo (o una parte de él), con el fin de comunicarlo y hacerlo extensivo a la comunidad.
Derivado de lo anterior, consideramos las siguientes características que definen inequívocamente al método:

El método está dirigido a fin; de ahí que tenga un sentido teleológico.
El método guarda un orden, entendido como línea directiva, una lógica o una estructura.
El método suele usar multiplicidad de elementos, atendiendo a los mentales (razonamientos) y a los materiales (soportes).
El método, según Descartes, es una conducta mental previa -a nivel global- a la toma de decisiones que requiere: economía de esfuerzos, concentración, mediatización y eficacia.
Puesto que, por definición, el thelos del método es la verdad, es inevitable tratar tal concepto. No se puede hablar de método en una verdad revelada por Dios, puesto que es Él quien elige y no nosotros (siempre y cuando consideremos semejante posibilidad, ya que los supuestos métodos divinos no nos son accesibles); por lo que el significado de verdad en método está más enraizado en el conocimiento humano que con consideraciones religiosas.

Por otra parte, el vocablo método atañe tanto a la representación mental de un proceder como al proceder mismo. Al conjunto ordenado de representaciones mentales sobre un o unos procedimientos se le puede llamar metodología, mientras que el resultado de emplear la metodología es una aplicación. Se entiende que, empleando un método, se obtienen aplicaciones similares si no iguales. No siempre ocurre que la aplicación metodológica obtenga los resultados apetecibles, sin embargo se posibilita que, como tiene orden y lógica interna, se puedan detectar los errores del proceso o resultado obtenido. Dicho de otra manera, si no se procediera con una progresión lógica disponiendo los elementos de cierto modo, no sabríamos con certeza si los resultados obtenidos procedían de nuestra aplicación o del azar. De esta manera, se pueden replicar y verificar (o falsar) resultados científicos, por ejemplo. Tal es así que vamos escogiendo los métodos más útiles y adecuados, mientras despreciamos los que menos efectividad van teniendo (en teoría).

El porqué de usar métodos es una cuestión epistemológica que afecta a la efectividad futurible de nuestras acciones más reflexionadas. No sólo se busca la verdad, sino que esa verdad sea reproducible, comunicable, accesible y repetible como un resultado óptimo para las personas.

Por último, no existe un método único para todas las cosas. Cada aplicación -fuera una obra de arte o un experimento científico- puede necesitar de procedimientos distintos y de naturaleza, asimismo, diferente. Las mismas ciencias aplican métodos diversos para sus objetivos, razonando y argumentando -eso sí- por qué utilizan esta vía o aquel otro camino. De ahí que, tanto aciertos como errores, puedan revisarse y mejorarse a la luz de las descripciones de los métodos usados.

La relación entre la ciencia y la palabra se halla en la hermenéutica (del griego ερμηνευτικήτέχνη,hermeneutiké tejné, ‘arte de explicar, traducir, o interpretar’) para determinar el significado exacto de las palabras mediante las cuales se ha expresado un pensamiento.

Se distinguen, por una parte, la «hermenéutica filológica», surgida históricamente en Alejandría por la tarea de establecer el sentido de los textos antiguos oscurecidos por el tiempo, en tanto que éste es inmanente a la situación de comunicación en la que han sido producidos. Por otra parte, la «hermenéutica filosófica» es independiente de la lingüística y busca determinar las condiciones trascendentales de toda interpretación.

La necesidad de una disciplina hermenéutica está dada por las complejidades del lenguaje, que frecuentemente conducen a conclusiones diferentes e incluso contrapuestas en lo que respecta al significado de un texto. El camino a recorrer entre el lector y el pensamiento del autor suele ser largo e intrincado. Ello muestra la conveniencia de usar todos los medios a nuestro alcance para llegar a la meta propuesta.

Pero el origen de los estudios hermenéuticos se encuentran realmente en la teología cristiana, donde la hermenéutica tiene por objeto fijar los principios y normas que han de aplicarse en la interpretación de los libros de la Biblia, que, como revelados por Dios pero compuestos por hombres, poseían dos significados distintos: el literal y el espiritual, este último dividido en tres: el anagógico, el alegórico y el moral.

El sentido literal es el significado por las palabras de la Escritura y descubierto por la exégesis filológica que sigue las reglas de la justa interpretación.

El sentido espiritual, según la creencia cristiana, da un sentido religioso suplementario a los signos, dividido en tres tipos diferentes:

El sentido alegórico, por el que es posible a los cristianos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación en Cristo.

El sentido moral, por el cual los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducir a un obrar justo. Su fin es la instrucción.

El sentido anagógico (o sentido místico) por el cual los santos pueden ver realidades y acontecimientos una significación eterna, que conduce (en griego anagogue) a los cristianos hacia la patria celestial. Así, la Iglesia en la tierra es signo de la Jerusalén celeste. (cf. Apocalipsis 21,1-22,5)

Después de estar circunscrita en el ámbito de la teología, la hermenéutica se abrió en la época del Romanticismo a todo tipo de textos escritos. En este contexto se sitúa Schleiermacher (1768-1834), que ve en la tarea hermenéutica un proceso de reconstrucción del espíritu de nuestros antepasados. El modo de hacerlo consistirá en "trasladarse" al espíritu (alma individual, pensamiento particular) del autor del texto que se está interpretando en cada momento.

Esta perspectiva influirá en la aparición del historicismo de Dilthey, quien cree que toda manifestación espiritual humana, y no sólo los textos escritos, tiene que ser comprendida dentro del contexto histórico de su época. El método histórico de leer críticamente los documentos y testimonios históricos es en última instancia una herencia del criticismo de la Ilustración dieciochesca.
 Posteriormente, ya en el siglo XX, Heiddegger introducirá nuevas ideas y conceptos acerca de la hermenéutica al dejar de considerarla únicamente como un modo de comprensión del espíritu de otras épocas y pensarla como el modo fundamental de situarse el ser humano en el mundo: existir es comprender. Desde entonces la hermenéutica se convierte en una filosofía que identifica la verdad con una interpretación históricamente situada (Gadamer). La hermenéutica es considerada la escuela de pensamiento opuesta al positivismo.


Bibliografía del tema 6

DE GORTARI, Elí, “Conocimiento científico” y “Fórmulas elementales” en El método de las ciencias. Nociones elementales, Grijalbo, México, 1979, pp. 11-16 y 33-43.

DESCARTES, René, Discurso del método, varias ediciones (principalmente primera parte y segunda parte).
IGLESIAS, Severo, “El concepto de método” y “Presupuestos y limitaciones del saber metódico” en Principios del método científico, Verum Factum editores, México, 1976, pp. 23-55.
NICOL, Eduardo, “Vocación y libertad” en Ideas de vario linaje, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1990, pp. 281-298.
PLATÓN, “Fedón”, en Diálogos, varias ediciones.
POPPER, Karl, “El método científico” en David Miller (comp.), Popper. Escritos selectos, Fondo de Cultura Económica, México, 1997, pp. 145-155.
 ————, “El método científico” y “El objetivo de la ciencia” en David Miller (comp.), Popper. Escritos selectos, Fondo de Cultura Económica, México, 1997, pp. 145-155 y 178-187.

RUSSELL, Bertrand, “Ejemplos del método científico” en La perspectiva científica, sexta edición, Ariel, México, 1980, pp. 48-59.

SILVA CAMARENA, Juan Manuel, “El espíritu de la investigación científica”, Revista Contaduría y Administración, UNAM-FCA, México, enero-marzo de 1999, pp. 9-20.
———,  “La  ciencia:  un  asunto  de  palabras”,  Contaduría  y  administración,
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Contaduría y Administración, enero-marzo de 2004, núm. 212, pp. 5-24.

STEBBING, L. S., “La hipótesis”, en Hugo Padilla (comp.), El pensamiento científico, Asociación Nacional de Universidad e Institutos de Enseñanza Superior, México, 1974, pp. 224-253 (hay una edición en Trillas).
YURÉN CAMARENA, María Teresa, Leyes, teorías y modelos, 2a. edición, Trillas, México, 1998, 90 pp.

Actividades de aprendizaje

A.6.1. Elabora un mapa conceptual en el que la palabra principal sea ciencia y de ahí se desprendan los conceptos: principios, hipótesis, leyes y teorías.
A.6.2. Escribe tus comentarios y/o dudas en el foro de la asignatura, http://fcaenlinea.unam.mx/forums/ a fin de generar una discusión con los compañeros del grupo donde tu asesor será el moderador.

A.6.3. Lee el texto de Kart Popper cuya referencia se encuentra en la bibliografía del tema.
A.6.4. Redacta un reporte de lectura de acuerdo con las características que se solicitan en el anexo 1.
a.6.5. Entrega o envía el reporte por correo electrónico a tu asesor.

Cuestionario de autoevaluación
Para responder las siguientes preguntas deberás consultar los textos cuyas referencias se encuentran en la bibliografía al final del tema.


1.         ¿Qué son los principios?
2.         ¿Qué son las hipótesis?
3.         ¿Cómo considera Aristóteles a las hipótesis?
4.         ¿Cuál es el concepto de Platón acerca de las hipótesis?
5.         ¿Qué es una ley?
6.         ¿Qué es una teoría?
7.         ¿Qué es el método?
8.         ¿Cuál es la diferencia entre leyes, principios y teorías?
9.         ¿Para qué sirve establecer leyes y principios?
10.      ¿Cuál es la utilidad de las teorías?

Examen de autoevaluación

Escribe en el paréntesis la letra que complete cada uno de los siguientes enunciados:

1.         El concepto de principio, según Aristóteles es:           (           )
a.         Algo que pertenece a la realidad
b.         Aquello de donde algo procede
c.         Un punto de partida
d.         La fuente de donde derivan el ser, o la generación, o el conocimiento


2.         Para los escolásticos,  el principio es:    (           )
a.         Aquello de donde algo procede
b.         La fuente de donde derivan el ser, o la generación, o el conocimiento
c.         Algo que pertenece a la realidad
e.  Un punto de partida

3.         Las hipótesis son:   (           )

a.         Sinónimos de leyes y principios

b.         Enunciados que anteceden a otros que constituyen su fundamento
c.         El inicio de una investigación
d.         Instrumentos de la ciencia


4.         Las leyes son:          (           )
a.         Enunciados que antecede a otros constituyendo su fundamento
b.         Parte de la ciencia que se ocupa de relaciones constantes de los hechos
c.         Representaciones mentales sobre un o unos procedimientos
d.         Los medios a nuestro alcance para llegar a la meta
5.         Las teorías son:       (           )
a.         Argumentos que explican los fenómenos en cuestión
b.         Representaciones mentales sobre un o unos procedimientos

c.         Enunciados que antecede a otros constituyendo su fundamento
d.         Los medios a nuestro alcance para llegar a la meta


6.         El método es:           (           )
 a.        Una serie de argumentos que explican los fenómenos en cuestión
b.         Un conjunto de representaciones mentales sobre un o unos procedimientos
c.         Un enunciado que antecede a otro constituyendo su fundamento
d.         El camino o procedimiento a seguir para lograr algo

7.         El método para Descartes es:       (           )
a.         Una conducta mental previa a la toma de decisiones
b.         El camino o procedimiento a seguir para lograr algo
c.         Un conjunto de representaciones mentales sobre un o unos procedimientos
d.         Un enunciado que antecede a otro constituyendo su fundamento


8.         La hermenéutica se encarga de: (           )
a.         Comprender e interpretar las ciencias del espíritu
b.         Explicar  la historia
c.         Describir el acontecer
d.         Interpretar los textos sagrados

9.         La exégesis es:        (           )
a.         Describir el acontecer
b.         Comprender e interpretar las ciencias del espíritu
c.         Explicar  la historia
d.         Interpretar los textos sagrados


10.  Iniciador de estudios e interpretaciones hermenéuticas            (           )

a.         Gadamer
b.         Heiddegger
c.         Schlermecher
d.         Dilthey







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